Ahora que hay un nuevo miembro en la familia, me he vuelto más hiperactiva que nunca. No dejo de pensar en el bebé y en sus necesidades, sin embargo, se supone que no debería hacer eso ya que no es mi hijo y tampoco lo tengo cerca. O al menos eso es lo que dice mi sobrina Fanny, quien es la tía del pequeño Giovanni.
Desde que era chica, yo siempre me la pasaba soñando con el día en que fuera mamá, pero ahora que ya estoy “crecidita” este deseo se ha convertido en una ilusión grandísima y en una enorme mortificación.
Pienso que los bebés son adorables por muy llorones que estos sean, no he tenido problemas en cuidar uno porque sola me enseñe a cambiarles los pañales, a darles el alimento y cosas parecidas. Incluso me doy tiempo de leer revistas para informarme más al respecto sobre como ser una buena madre. Uno de mis ex novios me dijo que yo iba a ser una mami muy cariñosa, pero últimamente hay otros que dictan lo contrario.
Por ejemplo, mis sobrinas odian que las lleve conmigo a dar la vuelta porque siempre me tardo mucho en preparar todo, es decir, me la paso buscando como llevar un montón de coas que creo que nos servirán para la salida. Siempre he sido una mujer precavida, no puedo evitarlo y a veces rayo en lo exagerado. Casi siempre se repite esta conversación:
“Ay Aby, tu te preocupas demasiado por cosas que ni al caso. Ya me imagino si tienes hijos”
“¿Qué tiene de malo procurar cosas necesarias?”
“Es que tu de plano piensas que nos vamos a matar”
“Ustedes me dan razones para pensar eso: Nunca se fijan cuando cruzan la calle, a veces vienen peleándose y ya ves como son algunos conductores que se creen salidos de la película Rápido y Furioso. No hace mucho tiempo yo tuve su edad y se perfectamente como funcionan sus cerebritos”
“¿Me estas llamando idiota?”
“No, solo se que cuando se es joven, no siempre se piensa de manera correcta y sensata. No sabes lo arrepentida que estoy de haber sido grosera con mi mamá cuando iba en al secundaria.”
“Órale, si que vas a ser una mamá muuuuy aburrida”
¿Aburrida? Ouch, eso si que caló feo.
Un defecto que si reconozco de mi misma es mi falta de paciencia hacia los niños. A mí nunca me han gustado los niños demasiado hiperactivos. Cada vez que mi sobrina Karla nos visita, trato de ser buena con ella pero cuando empieza a hacer berrinches y a decirme “palabrotas” o palabras ofensivas, no puedo evitar meterle una nalgada o correrla de la habitación. Y al mismo tiempo, yo me pellizco a mi misma por hacerle eso y no enseñarle a ser disciplinada. Por eso mi cuñado me cae mal, por haberla consentido demasiado desde que nació. Ojala no sea demasiado tarde para corregirla de la mejor manera posible, ya que no me gusta recurrir a la agresión para arreglar las cosas.
Al contrario, cuando me topo con un niño alegre y disciplinado, nunca me quiero separar de el. Me pongo de lo más cariñosa y si hace algo mal, se lo hago saber de la mejor manera. Adoro los momentos en que ellos me abrazan o me dicen que soy divertida. Para compensarlos, siempre les preparo su golosina preferida o los saco al parque para jugar.
Por eso, no me siempre me gusta hacerla de niñera, porque casi la mayoría de las veces me tocan niños del primer ejemplo.
Decía que mi sueño de ser madre era un tormento porque mi mayor miedo es querer mal o demasiado a mi hijo. Me aterra la idea de ser como mi madre y ser demasiado sobreprotectora, criticona y estricta, ya que a veces me descubro imitando sus patrones de comportamiento y eso, personalmente, me provoca escalofríos. No quisiera que mis hijos se hartaran de mí un día y me dijeran que me odian. Esa es sin duda la pesadilla de todos los padres.
Para informarme mas al respecto sobre como educar y corregir a los niños que son un dolor de cabeza, me gusta ver el programa Niñera S.O.S que sale en el Discovery Home & Health, es bastante entretenido e interesante. Mientras tanto, disfrutare de mi vida de soltera y despues pensare en los hijos, despues de todo, aun estoy muy joven para tener niños propios, ja ja ja
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