Esta semana que acaba de pasar ha sido la más ocupada de toda mi vida: mi horario laboral se ha extendido dos horas (como si 12 horas no bastaran...), sigo asediando al menso encantador de Miguel (que por cierto ya está solterito de nuevo), he cambiado un poco mi look y hasta tomé lecciones nocturnas de manejo por parte de mi hermana Ruth. Todo eso me ha ocasionado un gran estrés y los arranques de llanto están a la orden del día, pero el colmo llegó el viernes.
Aquel día había salido de trabajar a las 9:40, pero como la tienda ya estaba cerrada y me moría de hambre, tuve que ir hasta el OXXO más cercano... en la camioneta de mi hermano. Me sentía muy agobiada por un pleito con mi mamá sobre el dinero que le dejo semanalmente, que por un instante perdí la noción de lo que estaba haciendo y frené repentinamente en medio de un paso peatonal por donde cruzaba un señor que tenía el cuerpo chueco.
"Ay perdóneme, no fue mi intención" me disculpé de inmediato.
"¡Vieja pen****! ¡¿Qué los pu*** lentes no te ayudan a ver las señales?!" me gritó mientras me hacia cierto gesto obsceno con el dedo.
"¡Mendigo viejo, por eso estás chueco!" le contesté antes de echarme a la fuga.
Les juro que nunca antes me había peleado con una persona de la tercera edad, pero para todo hay una primera vez ¿no? Eso sí, ya no he tenido ganas de agarrar un volante y eso me enseñó (nuevamente) que es muy peligroso conducir mientras estás nervioso o soñoliento :P
Por el momento ya me saqué de encima algunas preocupaciones porque mañana tengo que ahorcar a Miguelito por dejarme plantada el día de hoy. Si se le ocurre hacer lo mismo en mi cumpleaños, lo mato antes de que se me ocurra ligármelo.
Collage en tres actos
Hace 3 años