lunes, 24 de mayo de 2010

Guerra Laboral

Si últimamente no he actualizado el blog ha sido porque entré a trabajar hace dos semanas en un trabajo de 12 horas de lunes a sábado, así que ya se imaginarán que cuando vuelvo a casa estoy para el arrastre.

Bueno, el dolor de pies y el calor son cosas que puedo aguantar porque le tengo mucho amor al dinero; pero la relación con los compañeros es una cosa muy pero muy diferente. Muchos de ustedes ya se imaginarán que yo soy el tipo de persona que cambia fácilmente de humor y que tiende a ser un tanto enojona y agresiva. Bueno, eso me trae más de un dolor de cabeza a la hora de entablar relaciones nuevas.

Como soy de las nuevas en el trabajo, todos me aplicaron la típica novatada en la que me tomaban el pelo siempre que podían, como cuando me dejaron un pollito muerto en mi área de trabajo. Aún pienso que se pasaron con esa broma, pero bueno, eso ya quedó en el pasado. Claro, que aún hay cierto grupito de arpías a las que no les gusta mi forma de ser y se divierten a cada rato queriéndome emparejar con un viejo cuarentón. Ellas al principio se hicieron llamar mis amigas, pero para ser sincera, nunca las consideré como tales. ¿Desde cuando una amiga se rie de todo lo que dices a pesar de que no hay nada de gracia en ello? ¿Qué amistad te hace sentir humillada frente a medio personal? ¿Qué amiga te critica porque no haces lo mismo que los demás?

A veces intento ignorarlas, pero a la hora de la comida me es más dificil evitarlas porque si no como con ellas, se ofenden y empiezan a hacer trastada y media. Sólo en una ocasión me animé a irme a comer a 500 metros de distancia, y como ya estoy en mi límite de tolerancia y nervios, tendré que hacer lo mismo a partir de ahora. No es fácil acoplarse con los compañeros con los que mejor me llevo porque hacen puros grupitos de hombres o se juntan con los cónyugues y me choca hacer mal tercio. Mejor solita que mal acompañada.

Unas me dicen "puta" y otras "estrella" (supongo que por la fama que tengo de mal llevada o no sé qué), pero bueno, ¿qué tengo de puta si ni siquiera me llevo mi mejor ropa al trabajo? Puede que sea envidia porque me llevo bien con varios de los chicos que ahí laboran, pero bueno, soy joven, soltera y con pocos amigos ¿no estoy en mi derecho de ampliar el circulo amistoso? Las mujeres me miran con mala cara, así que no podría agregar más amigas femeninas a mi agenda... exceptuando por Lupe, una compañera que tuve en la prepa y que casualmente está conmigo en la empresa.

Si se preguntan si no he encontrado algún chavo que me lata en plan amoroso, les diré que en un principio me interesó un chico de mi edad llamado Miguel. Sin embargo, me enteré de que tiene novia así que me tuve que olvidar de él pero aún podemos quedar como buenos amigos y mantener las distancias para que su novia no le haga un papelito en el futuro.

Por ahora, tendré que preparar las armas para sobrevivir a esta guerra en el trabajo. El truco recaerá en saber responder a sus comentarios viperinos sin que se me pase la mano o perder los estribos. No me será fácil pero lo intentaré porque el estrés ya está afectando mi vida familiar y a la larga podría costarme el empleo, ¡de ninguna forma les daré el gusto de que me vean despedida!

1 comentario:

Master of Doom dijo...

que mal plan de las arpías que tienes por compañeras de labor