miércoles, 23 de marzo de 2011

Señorita Malamadre

Todos sabemos lo que son las “malas palabras”. A diferencia de la mayoría de las reglas del vocabulario, aprendemos las maldiciones y su uso sin necesidad de algún estudio o lecciones de salón. Incluso los niños pequeños saben cuáles palabras son “sucias” aún cuando no siempre saben qué significan exactamente.

Pero las malarazones no son tan simples como se ven. Son paradójicas: decirlas es un tabú en casi todas las culturas, pero en vez de evitarlas como la mayoría de los tabúes, la gente las usa. Muchos asocian estas palabras con el hecho de estar enojados o frustrados, pero muchos maldecimos por diversas razones y en una amplia variedad de situaciones además de tener múltiples propósitos en las interacciones sociales (unos las usan para bromear y otros para insultar). No sólo eso, se dice que el cerebro maneja de forma distinta las “malas palabras” que las "buenas".

La mayoría de los idiomas también tienen una jerarquía para el uso de las maldiciones: algunas son medio ofensivas, mientras que otras son innombrables. También ven este defecto como algo más aceptado para los hombres que para las mujeres. Yo sé que se oye sexista, pero se ha visto que las mujeres que maldicen violan más tabúes sociales que los hombres que hacen lo mismo. También la sociedad juzga con más dureza a una chica que a un chico por el uso de obscenidades.

No puedo enumerar las veces en que he sido repudiada por mi delirante familia por soltar algunas expresiones que no son “correctas”. Es verdad que una mujer malhablada no es algo lindo de ver, pero hay veces en que se justifica que una chica lo haga. No es que esté a favor de hablar como microbusero todo el tiempo, pero opino que maldecir es una forma de expresar cuán fantástico es un punto. ¿O qué? ¿Me van a negar que cuando oyen que alguien dice “Esto está bien chingón” no les impresiona?

Eso sí, cuando se te ocurre intimidar a alguien usando malas palabras, puede que el sorprendido acabes siendo tú si ese alguien resulta ser más fregón para insultar XDDD

Según escuché por ahí, hablar sucio (aunque sea a solas) ayuda a aliviar el estrés. Me he fijado que un hombre, por muy recto que se vea, no está exento de usar “el vocabulario prohibido” (jamás voy a olvidar el día en que escuché a mi dulcísimo ex novio decir una palabrota). Es algo que se hace por instinto más que por el hecho de hacerse gallitos.

Me da risa cuando oigo a mis tías decir esas fregaderas porque mi mamá se la pasa muele y muele con que ellas son muy persignadas. También es curioso que dejen las palabrotas a medias:

"Eres un pen..."
"...che Aby..."
"Hijo de tu p... madre"


Si ya la tienen en la punta de la lengua, ¿para qué contenerse? Digo yo.

Intento no hacer excesivo uso de estas palabras y me aguanto cuando llegan visitas o familiares. Aunque no creo que nadie se vaya a morir si se me escapa alguna "malhabladuría" mientras alguien me despierta a las seis de la mañana por alguna trivialidad o me colman la paciencia. Si se preguntan “¿con esa boca besas a tu mamá?” Pues no, porque básicamente no beso a mi mamá :P

3 comentarios:

Vazzen dijo...

¡saludos mañosilla!

¡Que bueno que ya le cambiaste de musica al ipod rosa chillon! Comenzaba a ser monotono.

¡sigue sonriendo!

Realidad dijo...

yo sigo pensando que eres igual a la mayoría de las mujeres que quieren igualdad cuando lo único que quieren es estar incomformes, no dejes que el intentar ser una tipa farola estándar liberal termine con tu vida mejor sonríe por que durante todo el post no dijiste ninguna grosería jajajajaja :)

Firey_Girl dijo...

Lo que es la ironía jajaja...

Bien dije que intento corregir ese defecto, pero cuando sí estoy de veras enojada o recibo una impresión fuerte, me resulta difícil contenerme.