lunes, 31 de octubre de 2011

La Casa de los Sustos

Cuando era niña yo solía ser de las típicas niñitas que salían a la calle con una runfla de mocosos para pedir dulces a las casas. Pero para hacerlo me tenía que escapar de mi casa porque eso no es bien visto en mi religión. Recuerdo que a los 10 años nos acercamos a una casa abandonada que tiene fama de estar embrujada porque a cada rato cambiaba de dueño, y ya tiene varios años que nadie la habita ya que supuestamente ahí espantan.

No pudimos meternos por la puerta de enfrente porque tenían cerrado con un candado, pero mis incautos amiguitos y yo vimos por la ventana que algo se movía, y nos espantamos. Ahora que me pongo a pensar, parecía una especie de telaraña arrastrándose o algo por el estilo. Uno de los chavos mayores nos retó a que pasáramos la noche ahí, y hasta nos consiguió una cámara de video (de las viejitas) para probar que estuvimos presentes, pero nosotros no quisimos. Al parecer el muy pendejo sí lo intentó, y desde entonces no fue el mismo. La cámara se le perdió y los papás lo encontraron dos días después con la cara rasguñada, la camisa sucia, estaba deshidratado y con la mirada desencajada.

Como ni lo conocía bien, no supe qué pasó después hasta que por pura curiosidad saqué el tema en una de las pocas veces que me junto con mis amigos de la infancia. Me dijeron que hace tres años el chico se había muerto en medio de la locura y las drogas, así de simple. No es algo de lo que nos gusta hablar y que nuestros papás tampoco sacan al aire de manera casual.



A veces paso por esa casa, y me pregunto qué es lo que ese muchacho habrá visto para salir tan trastornado, y si es verdad que hay un espíritu encerrado. Soy una creyente de lo sobrenatural porque ya he tenido mis experiencias con fantasmas (o eso creo yo), pero esa casa por fuera se ve de lo más normal aunque cuando te arrimas tiene un ambiente que sí da miedito. Si me toca salir de noche, paso hasta el otro extremo de la calle porque siento escalofrío si de pura chiripa me acerco al inmueble. No hay forma de que pueda comprobarles si está encantada o si todo es un cuento de nuestra colonia.

Esta noche, probablemente llevaré a mi sobrina Carla a pedir dulces y a lo mejor en una de esas se me ocurrirá llevarla a que conozca la leyenda. Tal vez ahora sí nos toque ver algo convincente…

FELIZ JALADOWEEN A TODOS

lunes, 17 de octubre de 2011

Una Noche en la Ópera

El miércoles pasado, mi vecino Dan vino a mi casa para invitarme a una de sus presentaciones en el Teatro de la Ciudad. Yo me emocioné y le dije que iba a ir, pero en realidad no estaba segura de nada. Como iba a ser al día siguiente y no tenía un quinto en mi bolsillo, corrí a pedirle a todo el mundo que me prestara dinero para la entrada. Gracias a Dios mi cuñado me hizo el paro. Pero el jueves anduve de histérica buscando en todos los clósets algo qué ponerme porque no conozco mucho de vestimenta semi-formal, voltée la casa patas arriba y hasta sentí que iba a ser yo la que se presentaría a cantar. Tenía un miedo tremendo a hacer el ridículo y hacer quedar mal a mi vecino.

Verán, Dan es veinte años mayor que yo, pero no los aparenta, y siempre le he tenido cariño. No sabía que él era uno de los tenores del Coro de la Ciudad hasta que un día cantó en mi graduación del Cecati. Quedé tan impresionada con su versión de "Imagine" que desde entonces me quedó un interés hacia él. Por la noche, estuve medio rara mientras acompañaba a la familia de Dan al teatro, aunque creo que nadie lo notó porque los niños sirvieron como distracción.

Afortunadamente no metí la pata, y observé con suma atención la magistral presentación de varias canciones populares pero cantadas al estilo ópera-pop. Entre ellas estuvieron: Durmiendo con la Luna (Elefante), California Dreamin' (John Phillips), Amor de Hombre (Mocedades), A Mi Manera (Paul Anka), Vivo por Ella (Gatto Panceri), entre otros. Pero yo me mantuve pendiente del número que haría Dan, y me sorprendió que él se pusiera una media máscara para interpretar "The Music of the Night" (Andrew Lloyd Webber). Los conocedores ya saben a qué me refiero, pero para los que no, esta canción pertenece al musical "El Fantasma de la Ópera", más específicamente, cuando Erik rapta a Christine e intenta seducirla con una melodía en la que le expresa su eterno amor e intenta pedirle que se olvide del resto del mundo. Lo hizo con tanto sentimiento, que el corazón se me hizo de pollo y casi me suelto llorando.





Al final, corrí junto con Rebeca (la sobrina de Dan) hasta la puerta trasera del teatro para recibirlo en cuanto saliera. Al vernos esperándolo, inmediatamente me abrazó y me preguntó si me había gustado la función. Yo me sentí tan encandilada que muy apenas pude decirle “mucho”. Iba a decirme algo pero su familia nos interrumpió y de ahi nos dedicamos a conversar un poco acerca del evento antes de partir caminos. Claro, Dan nos invitó a que repitiéramos la experiencia para estas Navidades, ya que el concierto resultó ser uno de caridad, y el próximo que se hará no va a ser la excepción.

Ahora la cosa será ingeniar un plan que me permita tener el suficiente dinero para volver a asistir, y esta vez llevar un ramo de rosas jajajaja como en las películas, que a los cantantes de ópera les llueven las flores.