viernes, 3 de diciembre de 2010

Una Pastorela Bien Pinche Fea

Aunque apenas comenzó Diciembre, algunas escuelas de por aquí ya se metieron de lleno en el rollo de la Navidad. Hoy me tocó ir a una pastorela que organizaban en el kinder de David (el hijo de una prima que ayudo a cuidar) porque él iba a salir del diablo y su mamá me pidió que le tomara fotos. Total, me levanté temprano para ayudarle a David con su disfraz y cuando llegamos a la escuela, se lo dejé a su maestra mientras que yo me sentaba justo en medio de todas las "mamases".

"¿Quién es su niño?" me preguntó una señora sentada a mi derecha.
"Lucy" le contesté, refiriéndome al diablo.
"Aaah... la mía es la estrellita"
"Seeeh.. qué bonita..."


Nada más empezar la obra, medio me morí de ternura con los pastorcitos y en cuanto David hizo su aparición estelar, yo le hice señas para que me viera. Rapido comencé a tomar fotos a lo bruto y de vez en cuando le soplaba los guiones. El niño que hacía del ángel estaba precioso, la verdad y también a él lo retraté. Aún así, no me esperaba lo que ocurrió a continuación:

"De aqui no se van porque yo no los dejo" dijo David, picándole la panza con su tridente a un pastorcito.
"Esto me suena a pelea. Voy a sonarte, p**** diablo feo y apestoso" dijo el ángel.

Las mamás, las maestras y yo nos quedamos mudas. David parecía asombrado porque nunca antes le habían dicho una grosería pero entonces el angelito se le echó encima y le pegó de a mentiritas. Aunque en uno de esos golpes, le dio de verdad y David le asestó un puñetazo antes de salir corriendo. Obviamente, el ángel lloró.

"¿De quién es ese pinche diablo?" alcancé que decía una señora, no lejos de donde yo estaba.
"¿De quién es ese pinche ángel?" dije yo adrede para que ella me escuchara, y me miró muy feo.

Los demás niños eran una monada. La mamá de la estrella se puso a aplaudir y a echarle porras a su niña. Alcancé a ver que David se escurría por el escenario y justo cuando les tocaba a los Reyes Magos hacer lo suyo, salió mi diablito.

"Entren Santos Peeeeregrinos... Peeeregrinos..." comenzó a cantar, y yo me reí por su ocurrencia. La maestra no tardó en sacarlo de ahí.

Después de la obra, todos los niños hicieron su reverencia y David me sonrió como sólo un niño de su edad sabría hacerlo. Aunque sea tan travieso, me encanta tenerlo cerca. Jugamos un rato a los espantos antes de regresar a la casa, pero la mamá del angelito salió a plantarme cara.

"Qué niño tan agresivo tiene, le tiró un diente a mi niño. Parece chango" me dijo.
"Pues ni qué decir del suyo, señora porque al menos mi diablito no dice majaderías pero si quiero que las diga, ya sabré a quien recurriré"
"Mendiga vieja horrorosa"
"Bruja santurrona y escrupulosa"


Ya en casa, le compré un pastelito a David en recompensa por las carcajadas que me sacó, y claro, por dejar chimuelo al ángel (aunque eso último no se lo dije). Verlo así de tremendo me hizo comprender que la sangre por más que se dispersa, nunca está disuelta del todo y siempre deja por ahí una que otra sorpresita.

Al fin y al cabo, yo era igual cuando peque...

2 comentarios:

El Pensador Mexicano dijo...

Ese diablillo me cayò muy bien! còmprale otro pastelito de mi parte :-D


Saludos Enfermos.

Firey_Girl dijo...

Jajajaja buena idea, haré eso cuando me lo vengan a dejar mañana.